Diario de Astiz: día 2

La noche ha sido larga para algunos y algunas, corta para otros y otras. A las 7 y media de la mañana empezaban los primeros trinos mañaneros y a las 8 y media ya estabamos por las calles de Astiz. El desayuno fue opíparo y las tostadas caían como moscas.

Tras lavarnos los dientes preparamos la mochila para la siguiente etapa: la cueva de Mendukilo. Nueva caminata y esta vez empinada. Y llegamos a nuestro destino treinta minutos después. Nada más llegar tomamos el almuerzo.

En el centro de interpretación de la cueva nos hablaron de lo que nos íbamos a encontrar: murciélagos, troglobios, una humedad del 100%, 4º de temperatura, oscuridad…

La entrada de la cueva se encuentra muy cerca del centro de interpretación. Nos dividimos en dos grupos para la visita. La cueva de Mendukilo sirvió como refugio de pastores desde hace más de 2000 años, en ella se pueden ver formaciones kársticas como estalactitas, estalagmitas, macarrones, banderas, … También viven allí 9 especies de murciélagos y algunos con entre 30 y 40 cm de envergadura, además de troglobios: pequeños insectos que han perdido la visión y la pigmentación al vivir en total oscuridad.

La vuelta fue cuesta abajo, así que llegamos fácilmente a la comida: lentejas, pescado rebozado y fruta.

La tarde se ha dividido entre turnos de ducha y un taller de ungüentos.

La merienda ha sido todo un éxito. El bocata de chorizo es un clásico. Algunos han repetido.

Y antes de cenar, toca el taller de adivinanzas: Nuestro vecino Serafín es un poco peculiar. Vive en el octavo y siempre baja en ascensor. A la hora de subir a casa sigue siempre la misma rutina. Si hace buen tiempo, sube hasta el quinto y después por las escaleras hasta el octavo. Pero si hace mal tiempo, sube directo hasta el octavo. ¿Por qué será?

La cena ha estado genial: ensalada, carne con patatas y yogur. Había que coger fuerzas para la ¡discoteca! Para muchos la primera fiesta discotequera de su vida.

Y ya a dormir. Saludos y buenas noches de Eddy, Aroha, Alex, Yassir y Mikel a sus familias y amigos y amigas de Allo.

Os dejamos el enlace a las fotos.

Diario de Astiz: día 1

Tras los nervios de una noche de espera, subimos al autobús que nos llevaba a nuestro destino. Una pequeña localidad de no más de 30 habitantes de la sierra de Aralar. El viaje fue bien, algún mareo pasajero y alguna curva cerrada al final del trayecto. Sin darnos cuenta por fin llegábamos a Astiz.

Enseguida nos recibieron nuestras monitoras y nos enseñaron el albergue, donde nos íbamos a alojar; y la posada, donde nos darían de comer. Y a eso de las 11 y media nos pusimos a almorzar. Tras dar cuenta de los bocatas, tuvimos algo de tiempo libre. Alex y Mikel saltaban de alegría.

– ¡Tenemos balón, Jesús! – decía Mikel corriendo hacia el frontón a toda prisa.

Y llegó el tiempo de comer. No había mucha hambre pues los bocatas del almuerzo eran considerables. Macarrones, albóndigas y de postre, manzana.

La tarde se dedicó a dar un largo paseo por los alrededores de Astiz donde pudimos ver un lavadero antiguo, excavado en la roca, que sirvió muchos años a la gente de este pueblo. Paseamos entre castaños y avellanos, por sendas cuajadas de musgo que nos llevaron a descubrir osamentas de animales de los que cuervos y buitres habían dado buena cuenta. Allí mismo nos comimos la merienda, pan con chocolate riquísimo. Tras reponer fuerzas seguimos andando hasta un antiguo redil donde no hace mucho tiempo se guardaba el ganado a salvo de fieras y frio. La vuelta se nos hizo dura, la caminata fue larga.

Tras unos minutos de juego libre y por grupos en el albergue, llegó la hora de la cena: sopa de fideos, tortilla de patatas y yogur. Ahora estamos disfrutando de las historias alrededor del fuego y en breve iremos a dormir. Mañana continuaremos la historia.

Buenas noches, aquí os dejamos las fotos del día.